El Poder de una Sonrisa

Hace tiempo que quería escribir este título en un post. En numerosas ocasiones hasta creo que haría falta decirlo en voz alta, justo delante de la persona que tenemos delante en una tienda o al otro lado del teléfono, porque la sonrisa también se percibe con el tono de voz, y mucho. Habitualmente, al final de la semana, incluso a veces, del día, vivo situaciones que me desencajan por la ausencia total de una sonrisa en una de mis tantas conversaciones en el trabajo. Si no sabes sonreír, no te pongas a vender.

Hablamos continuamente de las acciones de marketing, de venta, de estrategias, de comportamientos y de millones de tendencias que captan la atención del cliente, que generan confianza y retienen, y se nos pasan por alto las técnicas de toda la vida, que por el poder que tienen y que ejercen en las personas, hay que cuidarlas y mantenerlas hasta la eternidad. Sí, me refiero a la sonrisa.

La sonrisa sincera con la que nos mostramos amables, no sólo por un tema de educación, sino porque al final resulta más agradable y no sólo para quien la percibe, sino también para aquellos que la muestran. En un curso de coaching me hablaron de los beneficios de ponerse una sonrisa cada mañana, cómo cuando te pones los zapatos, y nunca salir a la calle sin sonreír, igual que no sales nunca descalzo!…y puede parecer hasta extraño sino has tenido los mejores de tus despertares, pero a medida que va pasando el día, si la mantienes, puedes conseguir hacértela tuya…

Cada vez que hablamos con alguien acerca de nuestro negocio estamos haciendo marketing.

Cualquier conversación acerca de nuestra actividad profesional, de nuestra marca, es una oportunidad para promocionarla. Y la sonrisa, aunque parezca extraño decirlo, es «marca» y «vende muy bien«.

Hace poco estuve buscando una agencia de marketing para colaborar conjuntamente en un proyecto en el que estoy trabajando, y mi sorpresa fue la de escuchar el tono frío, distante de mi interlocutor al otro lado del teléfono. Disponían de una página web muy atractiva, anuncios pagados en google y unos tuits bastante interesantes, sin embargo con la atención telefónica que daban, perdieron la posibilidad de un nuevo contacto, que podría haberse convertido en cliente.

También no hace mucho estuve entrevistando a diferentes candidatos para una posición dentro de mi equipo y aun sabiendo que existe gente a quién le cuesta sonreír, me sorprende que después de hablar largo y tendido sobre uno mismo, algunos candidatos sean incapaces de reflejar una sonrisa en su rostro, sabiendo que su interlocutor era yo, al otro lado de la mesa con una sonrisa de oreja a oreja…increíble, pues no supieron venderse a ellos mismos.

Una buena estrategia de marketing te ayuda a posicionarte, a identificar las diferentes y variadas maneras de cómo puedes hablar con tus clientes, persuadir, y sobre todo, a concentrarte en aquellas acciones que te ayuden a generar más ingresos (ventas). Y todo está ligado a la confianza que generemos con nuestros clientes. La confianza es una palabra que siempre aparece cuando hablo sobre fidelizar, de crear relaciones con los clientes, de conquistar. Así que para conquistar es imprescindible ponerse una sonrisa porque además de generar confianza te hará ganar más dinero, por los efectos que produce en la mente de nuestro interlocutor.

Hay estudios que demuestran que la sonrisa no solo genera confianza, sino que además la gente es percibida como más inteligente y atractiva, hay pruebas!!

Porque el éxito de las marcas está en entender cómo funcionan los pensamientos y sentimientos de sus clientes. Se trata de seducir para convencerlos y adquieran nuestros productos o servicios. Y para seducir en las relaciones interpersonales, una simple técnica como sonreír tiene un efecto directo sobre la mente de las personas; de nuestros posibles clientes.

Cuanto tenemos enfrente una persona que nos sonríe, aparte de generar más proximidad, calidez y confianza, también estamos más predispuestos a adquirir el producto o servicio que nos está sugiriendo.

Como nos movemos por sensaciones, cuanto mejor estamos, más receptivos nos sentimos y sobretodo más dispuestos estamos a explicar nuestras necesidades, que es lo más interesante para la empresa; saber lo que necesita el cliente para poder cubrir estas necesidades.

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